lunes, 5 de octubre de 2020

CINCUENTA ORACIONES SIMPLES PARA ANALIZAR


1. El azar es casi siempre favorable al hombre prudente.

2. ¿No te parece ridícula su actitud?

3. De viciosos y tragones están llenos los panteones.

4. Los tres chopos de la ribera parecían tres paraguas con las puntas hacia arriba.

5. La abnegación ennoblece a las personas más vulgares.

6. Un grajo permaneció inmóvil sobre los pardos terrones.

7. Los conquistadores juzgaban inhóspitos aquellos parajes.

8. Ese vino lo tomaban en tiempo de Salomón.

9. Un hombre noble se olvida de las pasadas injurias.

10. En la mesa y el juego se conoce al caballero.

11. ¿En qué academia os preparan para la Selectividad?

12. ¿Se le cayó a tu padre la escoba por la ventana?

13. A ese profesor no le gusta el comportamiento de sus alumnos.

14. ¿Qué sucedió aquella noche en la playa?

15. El examen de Matemáticas se lo repetirá el profesor a sus alumnos.

16. En casa de mis padres cada uno se encarga de su ropa.

17. Los detenidos fueron arrollados por una multitud encolerizada.

18. Las sopas eran devoradas por el niño a la puerta de la cueva.

19. ¿Será reivindicada por los sindicatos la reducción de la jornada laboral?

20. Varios pesqueros españoles son acosador por patrulleras de Gibraltar.

21. Los incidentes fueron provocados por varios encapuchados.

22. Esa mujer llevaba deformados los zapatos.

23. Raíz de todos los males es la avaricia.

24. Luis y su amigo Antonio se saludaron en el parque.

25. La mujer de tu hermano se ha comprado unos pendientes de oro.

26. La ingratitud es hija de la soberbia.

27. ¿Os hicisteis muchos regalos tu hermano y tú el día de Reyes?

28. A tu compañero de clase se le entregará el certificado mañana por la mañana.

29. Varios obreros extranjeros fueron atacados en Alemania por grupos neonazis.

30. ¡No te vistas tan despacio!

31. La disciplina es poder.

32. De los niños nadie se preocupó.

33. El acusado escuchó impasible la sentencia.

34. Te espero a las siete en la puerta de mi casa.

35. El patio de la escuela era pequeño.

36. Esas personas son muy poco solidarias.

37. La otra noche entrevistaron en la televisión a los dos candidatos.

38. Ricardo se sentó junto a mí.

39. Ayer por la tarde visitamos la catedral.

40. He visto deprimido a tu amigo Jorge.

41. Debes confiar en tus posibilidades.

42. Han nombrado director del Instituto a un profesor de Matemáticas.

43. El lunes por la mañana te sentirás mucho mejor.

44. Un equipo de médicos forenses investiga la causa de la muerte.

45. Mañana escribiré una postal a nuestra amiga holandesa.

46. La cabina telefónica ha sido destrozada por unos desconocidos.

47. En aquel momento todos los presentes estábamos seguros de su buena fe.

48. Esa empresa multinacional cerrará un tercio de sus fábricas.

49. ¿Vendrán muchos periodistas?

50. Aquel corredor llegó el primero a la meta.


lunes, 24 de febrero de 2020

PROPOSICIONES SUBORDINADAS ADVERBIALES




        Existen dos grandes clases de PROPOSICIONES SUBORDINADAS ADVERBIALES

Adverbiales Propias
Admiten la conmutación por un adverbio. Son las de Tiempo, Modo y Lugar
Adverbiales Impropias

Aquellas que no admiten la conmutación por un adverbio: Comparativas, Causales, Consecutivas, Condicionales, Concesivas, Finales




PROPOSICIONES ADVERBIALES PROPIAS

DEFINICIÓN

TIPO DE CONSTRUCCIÓN

EJEMPLOS






DE TIEMPO (CCT)

Indican circunstancias temporales de la Prop. principal (anterioridad, posterioridad, simultaneidad).

 Responden a la pregunta ¿cuándo? y se pueden sustituir por el adverbio “entonces”.

Verbo en forma personal

CUANDO (sin antecedente), antes de (que), mientras (que), en cuanto, apenas, luego que, después de (que), desde que, cada vez que, siempre que…

   

Verbo en forma no personal

- Al, tras, hasta, antes de, después de… + infinitivo.
- Construcciones de gerundio y participio.



- Juan se fue cuando empezó a llover. (Simultánea).
 
- Ellos se fueron antes de que empezara el examen. (Anterior).

- Ana se fue después de que el profesor explicara el tema. (Posterior).
          
- Al llegar Eva a clase, sonó el timbre (Cuando Eva…).

- Cenando Juan en su casa, sonó el teléfono. (Cuando Juan cenaba…).

- Leído el libro, Eva se acostó. (Cuando Eva leyó el …).


DE LUGAR (CCL)

Marcan la situación espacial de la Prop. principal.

Pueden sustituirse por un adverbio de lugar (“allí, ahí”...), y responden a la pregunta ¿dónde?

Verbo en forma personal

DONDE (sin antecedente), puede ir precedido de cualquier preposición.

- Llegó a donde estaba Manolo. (Llegó allí).

- Donde le habían dicho, compró el libro. (Lo compró allí)





DE MODO (CCM)

 Indica cómo se desarrolla lo enunciado en la Prop. principal.

 Puede sustituirse por el adverbio “así” y responden a ¿Cómo?
 
Verbo en forma personal

COMO (sin antecedente), como si, según, conforme, tal y como…



Verbo en forma no personal

- Sin + infinitivo.
- Construcciones de gerundio y participio.


-Estudió como/según le explico el profesor. (Estudió así)

- Vi a Juan como si estuviera loco.
  (Vi a Juan así)

-Aprobaba sin trabajar

-Caminaba por el campo mirando el paisaje

-Caminaba deprisa dirigido por una voz interior



NOTA: CUANDO, DONDE y COMO introducirán Prop. Sub. Adjetivas, si tienen un antecedente.
             CUÁNDO, DÓNDE y CÓMO son interrogativos: introducen Prop. Sub. Sustantivas interrogativas indirectas.

PROPOSICIONES SUBORDINADAS ADVERBIALES “IMPROPIAS”



DEFINICIÓN

TIPOS DE CONSTRUCCIÓN


EJEMPLOS



CAUSAL

Indica la causa directa, indirecta o el motivo de la Prop. principal.


 Responden a la pregunta ¿Por qué?

Funcionan como CCCausa






Verbo en forma personal

PORQUE, que, pues, puesto que, ya que, como, a causa (de) que / en vista de que, etc...

    
Verbo en forma NO PERSONAL

- Infinitivo (precedido de la preposiciones al, de, por)

- Gerundio

-  Participio



- Está cansado porque ha estudiado mucho.

 - Como ha estudiado mucho, está cansado       

- Se desesperó de/por/al/ no encontrarlo. (Se desesperó porque no lo encontraba)

- Estudiando mucho, ha conseguido aprobar (Ha conseguido aprobar porque ha estudiado mucho)

- Cansado de sus retrasos no lo esperó (No lo espero porque estaba cansado de sus retrasos)



CONDICIONAL

 El contenido de la principal (a la que se llama APÓDOSIS), depende de una condición indicada en la   subordinada (PRÓTASIS). 






Verbo en forma personal

SI, (a veces precedido de “excepto, salvo o incluso), como, en el caso de (que), a condición de (que), en el supuesto de (que), salvo que, etc...



Verbo en forma no personal

- De, con + infinitivo

-  Gerundio

- Participio
 

      

- Si vienes a mi casa, cenarás conmigo. (Real).

-Si vinieras a mi casa, cenarías conmigo. (Improbable).

 - Si hubieras venido a mi casa, habrías cenado conmigo.  (Irreal).

- Como corras, te caes.

- Salvo que tenga el dinero, no compraré la moto  

-De haber estudiado, habrías aprobado. (Puede transformarse en: Si hubieras estudiado…)

- Leyendo este libro, entenderé el asunto. (Si lees este libro…)

-Leído el libro, entenderás su contenido. (Si lees…)
  

CONCESIVA

Expresa una dificultad u obstáculo para que se cumpla lo dicho en la Prop. Principal, pero sin llegar a impedir su realización.

Diferenciación con la coordinada adversativa:

Aunque Raúl metió un gol, su equipo no ganó (Concesiva, no conmuta por “pero”).

- Viene hoy, aunque no va a quedarse. (Coord, adversativa: conmuta por “pero”)


Verbo en forma personal


AUNQUE (si no equivale a “pero”)
a pesar de (que), si bien,
por más / mucho que,
aun (cuando)…
  

Verbo en forma no personal

-  Para, con + Infinitivo
-  Aun, hasta, incluso +  gerundio
- Aun, incluso, hasta + participio
- Participio + locución conjuntiva “y todo

- Aunque es difícil, lo conseguiré.

- Pese a que protestaron mucho, se mantuvo la fecha. (Aunque protestaron…).

- Con llorar no se soluciona.
- No lo he hecho, aun pudiendo hacerlo.
- Aun pasado tanto tiempo, sigues igual.
- Resfriado y todo, cantó.



FINAL

Expresa la finalidad o intención de la acción que se enuncia la Prop. Principal.

Funcionan como CCFinalidad.



Verbo en forma personal

PARA QUE, a que, a fin de que,
con el objeto de que…
  
Verbo en FORMA NO PERSONAL

- Para, a, a fin de, con el objeto de + infinitivo



- Fui a casa de Pepe para que me prestara los apuntes.

-Fui a que me revisara el dentista.

-Vine para ayudarte en el estudio.



COMPARATIVA

Expresa una comparación. Es muy frecuente que se omita el verbo de la subordinada si es el mismo de la principal (se sobreentiende). 



Presenta:

1) Un intensificador en la principal (determinante o adverbio).

 2) La subordinada va introducida por las conjunciones que o como.

Tipos:

a) Igualdad: Tal cual, tal como, tanto...cuanto, tanto / tan...como, todo...cuanto.

b) Inferioridad:
 Menos...que/de, adjetivo
 comparativo (inferior...que)

c) Superioridad: Más...que / de, adj. comparativo (mejor / mayor...que)



-Lo hizo tantas veces cuantas quiso.

-Tendrás tantos libros como cuadernos de apuntes.

-Sobre la mesa había menos libros que lápices.  

-Tu madre es más joven que la mía.

CONSECUTIVA

Expresa la consecuencia o deducción de lo dicho en la Prop. principal.

Existen dos tipos:
- Intensiva: se produce como consecuencia de la intensidad de la Prop. Principal. Se parece a las comparativas.

- No intensiva: no depende de la intensidad de la Prop. principal.



Intensivas: Tanto, tan, tal, cada, un,… que.

No intensivas: Pues, luego, conque, por consiguiente, por tanto, así pues, etc.







Intensiva
- Comió tantas hamburguesas que se indigestó.

No intensiva

- Tengo poco dinero, por tanto no podré comprar mucho.

- Hace frío, conque abrígate.

















miércoles, 12 de febrero de 2020

TEXTOS DE "HISTORIA DE UNA ESCALERA"

TEXTO 1

SEÑOR JUAN.- Es indignante… Me da vergüenza que sea mi hija. 
TRINI.- Rosita no es mala, padre. 
SEÑOR JUAN.- ¡Calla! ¿Qué sabes tú? (Con ira.) ¡Ni mentármela siquiera! ¡Y no quiero que la visites, ni que hables con ella! Rosita se terminó para nosotros… ¡Se terminó! (Pausa.) Debe de defenderse muy mal, ¿verdad? (Pausa.) Aunque a mí no me importa nada. 
TRINI.- (Acercándose.) Padre… 
SEÑOR JUAN.- ¿Qué? 
TRINI.- Ayer Rosita me dijo… que su mayor pena era el disgusto que usted tenía. 
SEÑOR JUAN.- ¡Hipócrita! 
TRINI.- Me lo dijo llorando, padre. 
SEÑOR JUAN.- Las mujeres siempre tienen las lágrimas a punto. (Pausa.) Y… ¿qué tal se defiende? 
TRINI.- Muy mal. El sinvergüenza ese no gana y a ella la repugna… ganarlo de otro modo. 
SEÑOR JUAN.- (Dolorosamente.) ¡No lo creo! ¡Esa golfa!... ¡Bah! ¡Es una golfa, una golfa! 
TRINI.- No, no, padre. Rosa es algo ligera, pero no ha llegado a eso. Se juntó con Pepe porque le quería… y aun le quiere. Y él siempre le está diciendo que debe ganarlo, y siempre la amenaza con dejarla. Y… la pega. 
SEÑOR JUAN.- ¡Canalla! 
TRINI.- Y Rosa no quiere que él la deje. Y tampoco quiere echarse a la vida… Sufre mucho. 
SEÑOR JUAN.- ¡Todos sufrimos! 
TRINI.- Y, por eso, con lo poco que él le da alguna vez, le va dando de comer. Y ella apenas come. Y no cena nunca. ¿No se ha fijado usted en lo delgada que se ha quedado? 

TEXTO 2 

ELVIRA.- ¡Tú antes! (Se abre el I y aparecen Carmina y Urbano. Están con las manos enlazadas, en una actitud clara. Ante la sorpresa de Fernando, Elvira vuelve a cerrar la puerta y se dirige a ellos, sonriente.) ¡Qué casualidad, Carmina! Salíamos precisamente para ir a casa de ustedes. 
CARMINA.- Muchas gracias. 
(Ha intentado desprenderse, pero Urbano la retiene.) 
ELVIRA.- (Con cara de circunstancias.) Sí, hija… Ha sido muy lamentable… Muy sensible. 
FERNANDO.- (Reportado.) Mi mujer y yo les acompañamos, sinceramente, en el sentimiento. 
CARMINA.- (Sin mirarle.) Gracias. 
(La tensión aumenta, inconteniblemente, entre los cuatro). 
ELVIRA.- ¿Su madre está dentro? 
CARMINA.- Sí; háganme el favor de pasar. Yo entro en seguida. (Con vivacidad.) En cuanto me despida de Urbano. 
ELVIRA.- ¿Vamos, Fernando? (Ante el silencio de él.) No te preocupes, hombre. (A Carmina.) Está preocupado porque al nene le toca ahora la teta. (Con una tierna mirada para Fernando.) Se desvive por su familia. (A Carmina.) Le daré el pecho en su casa. No le importa, ¿verdad? 
CARMINA.- Claro que no. 
ELVIRA.- Mire qué rico está mi Fernandito. (Carmina se acerca después de lograr despedirse de Urbano.) Dormidito. No tardará en chillar y pedir lo suyo. 
CARMINA.- Es una monada. 
ELVIRA.- Tiene toda la cara de su padre. (A Fernando.) Sí, sí; aunque te empeñes en que no. (A Carmina.) Él asegura que es igual a mí. Le agrada mucho que se parezca a mí. Es a él a quien se parece, ¿no cree? 
CARMINA.- Pues… no sé. ¿Tú qué crees, Urbano? 
URBANO.- No entiendo mucho de eso. Yo creo que todos los niños pequeños se parecen. 
FERNANDO.- (A Urbano.) Claro que sí. Elvira exagera. Lo mismo puede parecerse a ella, que… a Carmina, por ejemplo. 
ELVIRA.- (Violenta.) ¡Ahora dices eso! ¡Pues siempre estás afirmando que es mi vivo retrato! 
CARMINA.- Por lo menos, tendrá el aire de familia. ¡Decir que se parece a mí! ¡Qué disparate! 
URBANO.- ¡Completo! 
CARMINA.- (Al borde del llanto.) Me va usted a hacer reír, Fernando, en un día como este. 
URBANO.- (Con ostensible solicitud.) Carmina, por favor, no te afectes. (A Fernando.) ¡Es muy sensible! 
(Fernando asiente.) 
CARMINA.- (Con falsa ternura.) Gracias, Urbano. 
URBANO.- (Con intención.) Repórtate. Piensa en cosas más alegres… Puedes hacerlo… 
FERNANDO.- (Con la insolencia de un antiguo novio.) Carmina fue siempre muy sensible. 
ELVIRA.- (Que lee en el corazón de la otra.) Pero hoy tiene motivo para entristecerse. ¿Entramos, Fernando? 
FERNANDO.- (Tierno.) Cuando quieras, nena. 
URBANO.- Déjalos pasar, nena. 
(Y aparta a Carmina, con triunfal solicitud que brinda a Fernando, para dejar pasar al matrimonio.) 

TEXTO 3 

(Cierra. Pausa. Del IV sale un señor bien vestido. Al pasar frente al I sale de este un joven bien vestido.) 
JOVEN.- Buenos días. 
SEÑOR.- Buenos días. ¿A la oficina? 
JOVEN.- Sí, señor. ¿Usted también? 
SEÑOR.- Lo mismo. (Bajan emparejados.) ¿Y esos asuntos? 
JOVEN.- Bastante bien. Saco casi otro sueldo. No me puedo quejar. ¿Y usted? 
SEÑOR.- Marchando. Solo necesitaría que alguno de estos vecinos antiguos se mudase, para ocupar un exterior. Después de desinfectarlo y pintarlo, podría recibir gente. 
JOVEN.- Sí, señor. Lo mismo queremos nosotros. 
SEÑOR.- Además, que no hay derecho a pagar tantísimo por un interior, mientras ellos tienen los exteriores casi de balde. 
JOVEN.- Como son vecinos tan antiguos… 
SEÑOR.- Pues no hay derecho. ¿Es que mi dinero vale menos que el de ellos? 
JOVEN.- Además, que son unos indeseables. 
SEÑOR.- No me hable. Si no fuera por ellos… Porque la casa, aunque muy vieja, no está mal. 
JOVEN.- No. Los pisos son amplios. 
SEÑOR.- Únicamente, la falta de ascensor. 
JOVEN.- Ya lo pondrán. (Pausa breve.) ¿Ha visto los nuevos modelos de automóvil? 
SEÑOR.- Son magníficos. 
JOVEN.- ¡Magníficos! Se habrá fijado en que la carrocería es completamente… 

TEXTO 4 

(Manolín, que las ve bajar, se interpone en su camino y las saluda con alegría. Ellas se paran.) 
MANOLÍN.- ¡Hola, Trini! 
TRINI.- (Cariñosa.) ¡Mala pieza! (Él lanza al aire, con orgullo, una bocanada de humo.) ¡Madre mía! ¿Pues no está fumando? ¡Tira eso en seguida, cochino! 
(Intenta tirarle el cigarrillo de un manotazo y él se zafa.) 
MANOLÍN.- ¡Es que hoy es mi cumpleaños! 
TRINI.- ¡Caramba! ¿Y cuántos cumples? 
MANOLÍN.- Doce. ¡Ya soy un hombre! 
TRINI.- Si te hago un regalo, ¿me lo aceptarás? 
MANOLÍN.- ¿Qué me vas a dar? 
TRINI.- Te daré dinero para que te compres un pastel. 
MANOLÍN.- Yo no quiero pasteles. 
TRINI.- ¿No te gustan? 
MANOLÍN.- No. Prefiero que me regales una cajetilla de tabaco. 
TRINI.- ¡Ni lo sueñes! Y tira ya eso. 
MANOLÍN.- No quiero. (Pero ella consigue tirarle el cigarrillo.) Oye, Trini… Tú me quieres mucho, ¿verdad? 
TRINI.- Naturalmente. 
MANOLÍN.- Oye…, quiero preguntarte una cosa. 
(Mira de reojo a Rosa y trata de arrastrar a Trini hacia el «casinillo».) 
TRINI.- ¿Dónde me llevas? 
MANOLÍN.- Ven. No quiero que me oiga Rosa. 
ROSA.- ¿Por qué? Yo también te quiero mucho. ¿Es que no me quieres tú? 
MANOLÍN.- No. 
ROSA.- ¿Por qué? 
MANOLÍN.- Porque eres vieja y gruñona. 
(Rosa se muerde los labios y se separa hacia la barandilla.) 
TRINI.- (Enfadada.) ¡Manolín! 
MANOLÍN.- (Tirando de Trini.) Ven… (Ella le sigue, sonriente. Él la detiene con mucho misterio.) ¿Te casarás conmigo cuando sea mayor? 
(Trini rompe a reír. Rosa, con cara triste, los mira desde la barandilla.) 

TEXTO 5 

CARMINA, HIJA.- Hasta luego, abuela. (Avanza dando fuertes golpes en la barandilla, mientras tararea.) La, rara…, la, rara 
PACA.- ¡Niña! 
CARMINA, HIJA.- (Volviéndose.) ¿Qué? 
PACA.- Nos des así en la barandilla. ¡La vas a romper! ¿No ves que está muy vieja? 
CARMINA, HIJA.- Que pongan otra. 
PACA.- Que pongan otra… Los jóvenes, en cuanto una cosa está vieja, solo sabéis tirarla. ¡Pues las cosas viejas hay que conservarlas! ¿Te enteras? 
CARMINA, HIJA.- A ti, como eres vieja, te gustan las vejeces. 
PACA.- Lo que quiero es que tengas más respeto para… la vejez. 
CARMINA, HIJA.- (Que se vuelve rápidamente y la abruma a besos.) ¡Boba! ¡Vieja guapa! 
PACA.- (Ganada, pretende desasirse.) ¡Quita, quita, hipócrita! ¡Ahora vienes con cariñitos! (Carmina la empuja y trata de cerrar.) 
CARMINA, HIJA.- Anda para dentro. 
PACA.- ¡Qué falta de vergüenza! ¿Crees que vas a mandar en mí? (Forcejean.) ¡Déjame! 
CARMINA, HIJA.- Entra… 
(La resistencia de Paca acaba en una débil risilla de anciana.) 
PACA.- (Vencida.) ¡No te olvides de comprar ajos! 

TEXTO 6

FERNANDO.- ¿Estabas con ella? 
FERNANDO, HIJO.- Sí. 
FERNANDO.- ¿Recuerdas que te hemos dicho muchas veces que no tontearas con ella? 
FERNANDO, HIJO.- (Que ha llegado al rellano.) Sí. 
FERNANDO.- Y has desobedecido… 
FERNANDO, HIJO.- Papá… Yo… 
FERNANDO.- Entra. (Pausa.) ¿Has oído? 
FERNANDO, HIJO.- (Rebelándose.) ¡No quiero! ¡Se acabó! 
FERNANDO.- ¿Qué dices? 
FERNANDO, HIJO.- ¡No quiero entrar! ¡Ya estoy harto de vuestras estúpidas prohibiciones! 
FERNANDO.- (Conteniéndose.) Supongo que no querrás escandalizar para los vecinos… 
FERNANDO, HIJO.- ¡No me importa! ¡También estoy harto de esos miedos! (Elvira, avisada sin duda por Manolín, sale a la puerta.) ¿Por qué no puedo hablar con Carmina, vamos a ver? ¡Ya soy un hombre! 
ELVIRA.- (Que interviene con acritud.) ¡No para Carmina! 
FERNANDO.- (A Elvira.) ¡Calla! (A su hijo.) Y tú, entra. Aquí no podemos dar voces. 
FERNANDO, HIJO.- ¿Qué tengo yo que ver con vuestros rencores y vuestros viejos prejuicios? ¿Por qué no vamos a poder querernos Carmina y yo? 
ELVIRA.- ¡Nunca! 
FERNANDO.- No puede ser, hijo. 
FERNADO, HIJO.- Pero ¿por qué? 
FERNANDO.- Tú no lo entiendes. Pero entre esa familia y nosotros no puede haber noviazgos. 
FERNANDO, HIJO.- Pues os tratáis. 
FERNANDO.- Nos saludamos, nada más. (Pausa.) A mí, realmente, no me importaría demasiado. Es tu madre… 
ELVIRA.- Claro que no. ¡Ni hablar de la cosa! 
FERNANDO.- Los padres de ella tampoco lo consentirían. Puedes estar seguro. 
ELVIRA.- Y tú debías ser el primero en prohibírselo, en vez de halagarle con esas blanduras improcedentes. 
FERNANDO.- ¡Elvira! 
ELVIRA.- ¡Improcedentes! (A su hijo.) Entra, hijo. 
FERNANDO, HIJO.- Pero mamá… Papá… ¡Cada vez lo entiendo menos! Os empeñáis en no comprender que yo… ¡no puedo vivir sin Carmina! 
FERNANDO.- Eres tú el que no nos comprendes. Yo te lo explicaré todo, hijo. 
ELVIRA.- ¡No tienes que explicar nada! (A su hijo.) Entra. 
FERNANDO.- Hay que explicarle, mujer… (A su hijo.) Entra, hijo. 
FERNANDO, HIJO.- (Entrando, vencido.) No os comprendo… No os comprendo. 

TEXTO 7

URBANO.- Fernando. 
FERNANDO.- (Volviéndose.) Hola. ¿Qué quieres? 
URBANO.- Un momento. Haz el favor. 
FERNANDO.- Tengo prisa. 
URBANO.- Es solo un minuto. 
FERNANDO.- ¿Qué quieres? 
URBANO.- Quiero hablarte de tu hijo. 
FERNANDO.- ¿De cuál de los dos? 
URBANO.- De Fernando. 
FERNANDO.- ¿Y qué tienes que decir de Fernando? 
URBANO.- Que harías bien impidiéndole que sonsacase a mi Carmina. 
FERNANDO.- ¿Acaso crees que me gusta la cosa? Ya le hemos dicho todo lo necesario. No podemos hacer más. 
URBANO.- ¿Luego lo sabías? 
FERNANDO.- Claro que lo sé. Haría falta estar ciego… 
URBANO.- Lo sabías y te alegrabas, ¿no? 
FERNANDO.- ¿Que me alegraba? 
URBANO.- ¡Sí! Te alegrabas. Te alegrabas de ver a tu hijo tan parecido a ti mismo… De encontrarle tan irresistible como lo eras tú hace treinta años. 
(Pausa.) 
FERNANDO.- No quiero escucharte. Adiós. 
(Va a marcharse.) 
URBANO.- ¡Espera! Antes hay que dejar terminada esta cuestión. Tu hijo… 
FERNANDO.- (Sube y se enfrenta con él.) Mi hijo es una víctima, como lo fui yo. A mi hijo le gusta Carmina porque ella se le ha puesto delante. Ella es quien le saca de sus casillas. Con mucha mayor razón podría yo decirte que la vigilases. 
URBANO.- ¡Ah, en cuanto a ella puedes estar seguro! Antes la deslomo que permitir que se entienda con tu Fernandito. Es a él a quien tienes que sujetar y encarrilar. Porque es como tú eras: un tenorio y un vago. 
FERNANDO.- ¿Yo un vago? 
URBANO.- Sí. ¿Dónde han ido a parar tus proyectos de trabajo? No has sabido hacer más que mirar por encima del hombro a los demás. ¡Pero no te has emancipado, no te has libertado! (Pegando en el pasamanos.) ¡Sigues amarrado a esta escalera, como yo, como todos! 
FERNANDO.- Sí; como tú. También tú ibas a llegar muy lejos con el sindicato y la solidaridad. (Irónico.) Ibais a arreglar las cosas para todos… Hasta para mí. 
URBANO.- ¡Sí! ¡Hasta para los zánganos y cobardes como tú! 
(Carmina, la madre, sale al descansillo después de escuchar un segundo e interviene. El altercado crece en violencia hasta su final.) 
CARMINA.- ¡Eso! ¡Un cobarde! ¡Eso es lo que has sido siempre! ¡Un gandul y un cobarde! 
URBANO.- ¡Tú cállate! 
CARMINA.- ¡No quiero! Tenía que decírselo. (A Fernando.) ¡Has sido un cobarde toda tu vida! Lo has sido para las cosas más insignificantes… y para las más importantes. (Lacrimosa.) ¡Te asustaste como una gallina cuando hacía falta ser un gallo con cresta y espolones! 
URBANO.- (Furioso.) ¡Métete para adentro! 
CARMINA.- ¡No quiero! (A Fernando.) Y tu hijo es como tú: un cobarde, un vago y un embustero. Nunca se casará con mi hija, ¿entiendes?